12 de enero 2017
ZITLALA, GUERRERO, 12ENERO2017.- Las nanas y tatas apurados en la lona que tendieron en el suelo para echar toda la mazorca, ahí mismo la pelan y la van echando en costales para después ser trasladados hasta el último de la jornada de trabajo, sus manos de las señoras muy maltratadas por cortar la hoja de la mazorca, sus caras quemadas por el sol, su rostro cubierto con una pañueleta o sombreo. Los señores con doble camisa, para que no les pique el ajuate que se produce al cortar la mazorca, llevan unos huaraches muy desgastados, propensos a ser picados sus pies al caminar entre la milpa por alguna alacrán, así es la vida cotidiana de un campesino. Continuamos con la plática del campesino mayor, casi tenemos que sembrar más de una hectárea para que podamos ganarnos unos cuantos pesos, hay veces que no se da la milpa como se debe y se echa a perder, se invierte más de lo que se obtiene de ganancia, primero dios y con su bendición esperamos que podamos juntar unos centavitos para pagar los impuestos y poder comer frijoles con tortillas, al menos eso ya es seguro, para medio comer ya habrá durante el año, nos comenta el campesino mayor. FOTO: BERNANDINO HERNÁNDEZ /CUARTOSCURO.COM
Autor: Bernandino Hernández
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