3 de agosto 2020
TEOTIHUACAN, ESTADO DE MÉXICO, 03AGOSTO2020.- Teotihuacan era colorida, pero en sus murales prevalecía el rojo, asociado a la sangre, la vida, la fertilidad y al renacimiento del sol. Análisis no invasivos realizados a la pintura mural de diversos espacios del complejo arquitectónico de Quetzalpapálotl, revelaron que el cinabrio y la hematita fueron utilizados para lograr tonalidades rojizas en las decoraciones tempranas de la urbe, entre los años 200 y 350 d.C. Se trata de la primera vez que se confirma el uso del cinabrio, un sulfuro de mercurio, aplicado directamente en la pintura mural temprana, ya que solo se había identificado en fragmentos sueltos datados en las últimas etapas del desarrollo estilístico y tecnológico de la metrópoli, entre 350 y 550 d.C., informa la investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Denisse Argote Espino. La especialista es parte de un equipo interdisciplinario del INAH que, en colaboración con expertos del Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada (CFATA) y del Instituto de Geología, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha aportado su grano de arena al estudio de la policromía en la gran ciudad del periodo Clásico mesoamericano, brindando una perspectiva distinta a la luz de nuevos datos. Además de la presencia de cinabrio y hematita en murales teotihuacanos, los expertos también detectaron el uso del yeso en los estucos, material que no había sido reportado, como dieron a conocer en un artículo recién publicado en la Journal of Archaeological Science: Reports, especializada en la divulgación de técnicas y metodologías científicas aplicadas a la arqueología. FOTO: INAH/DENISSE ARGOTE ESPINO/CUARTOSCURO.COM
Autor: INAH
ID: 770454