• domingo, 22 de diciembre de 2024

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SANTA LUCÍA, ESTADO DE MÉXICO, 18JUNIO2024.- Desde 1984, cuando se localizó el cráneo del Hombre de Chimalhuacán en un predio de dicho municipio, en la Cuenca de México no se han descubierto restos humanos de precerámicos, es decir, de las poblaciones más antiguas que habitaron nuestro territorio, antes de la invención de la cerámica. Las exploraciones en el yacimiento de Santa Lucía durante la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) podrían poner nuevamente a esta región, la cual fue un hito en la prehistoria mexicana en las décadas de 1940 y 1960, en el mapa de estudios de la evolución humana con el descubrimiento de “Yotzin” (único, en lengua náhuatl), un esqueleto colectado en 80 por ciento de su totalidad y el cráneo semicompleto, cuyas características morfológicas y antropométricas, presumiblemente, corresponden a un individuo de finales del Pleistoceno e inicios del Holoceno, hace 10,000 años antes del presente. Lo anterior es dado a conocer por el equipo multidisciplinario del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), órgano de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, que lleva a cabo esta investigación, encabezada por el arqueólogo Rubén Manzanilla López, y que suma al biólogo Lauro González Quintero, al geólogo Antonio Flores Díaz, a la arqueóloga Patricia Dolores Cázares Rodríguez y al antropólogo físico Jorge Arturo Talavera González. FOTO: INAH/CUARTOSCURO.COM

SANTA LUCÍA, ESTADO DE MÉXICO, 18JUNIO2024.- Desde 1984, cuando se localizó el cráneo del Hombre de Chimalhuacán en un predio de dicho municipio, en la Cuenca de México no se han descubierto restos humanos de precerámicos, es decir, de las poblaciones más antiguas que habitaron nuestro territorio, antes de la invención de la cerámica. Las exploraciones en el yacimiento de Santa Lucía durante la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) podrían poner nuevamente a esta región, la cual fue un hito en la prehistoria mexicana en las décadas de 1940 y 1960, en el mapa de estudios de la evolución humana con el descubrimiento de “Yotzin” (único, en lengua náhuatl), un esqueleto colectado en 80 por ciento de su totalidad y el cráneo semicompleto, cuyas características morfológicas y antropométricas, presumiblemente, corresponden a un individuo de finales del Pleistoceno e inicios del Holoceno, hace 10,000 años antes del presente. Lo anterior es dado a conocer por el equipo multidisciplinario del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), órgano de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, que lleva a cabo esta investigación, encabezada por el arqueólogo Rubén Manzanilla López, y que suma al biólogo Lauro González Quintero, al geólogo Antonio Flores Díaz, a la arqueóloga Patricia Dolores Cázares Rodríguez y al antropólogo físico Jorge Arturo Talavera González. FOTO: INAH/CUARTOSCURO.COM

SANTA LUCÍA, ESTADO DE MÉXICO, 18JUNIO2024.- Desde 1984, cuando se localizó el cráneo del Hombre de Chimalhuacán en un predio de dicho municipio, en la Cuenca de México no se han descubierto restos humanos de precerámicos, es decir, de las poblaciones más antiguas que habitaron nuestro territorio, antes de la invención de la cerámica. Las exploraciones en el yacimiento de Santa Lucía durante la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) podrían poner nuevamente a esta región, la cual fue un hito en la prehistoria mexicana en las décadas de 1940 y 1960, en el mapa de estudios de la evolución humana con el descubrimiento de “Yotzin” (único, en lengua náhuatl), un esqueleto colectado en 80 por ciento de su totalidad y el cráneo semicompleto, cuyas características morfológicas y antropométricas, presumiblemente, corresponden a un individuo de finales del Pleistoceno e inicios del Holoceno, hace 10,000 años antes del presente. Lo anterior es dado a conocer por el equipo multidisciplinario del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), órgano de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, que lleva a cabo esta investigación, encabezada por el arqueólogo Rubén Manzanilla López, y que suma al biólogo Lauro González Quintero, al geólogo Antonio Flores Díaz, a la arqueóloga Patricia Dolores Cázares Rodríguez y al antropólogo físico Jorge Arturo Talavera González. FOTO: INAH/CUARTOSCURO.COM

SANTA LUCÍA, ESTADO DE MÉXICO, 18JUNIO2024.- Desde 1984, cuando se localizó el cráneo del Hombre de Chimalhuacán en un predio de dicho municipio, en la Cuenca de México no se han descubierto restos humanos de precerámicos, es decir, de las poblaciones más antiguas que habitaron nuestro territorio, antes de la invención de la cerámica. Las exploraciones en el yacimiento de Santa Lucía durante la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) podrían poner nuevamente a esta región, la cual fue un hito en la prehistoria mexicana en las décadas de 1940 y 1960, en el mapa de estudios de la evolución humana con el descubrimiento de “Yotzin” (único, en lengua náhuatl), un esqueleto colectado en 80 por ciento de su totalidad y el cráneo semicompleto, cuyas características morfológicas y antropométricas, presumiblemente, corresponden a un individuo de finales del Pleistoceno e inicios del Holoceno, hace 10,000 años antes del presente. Lo anterior es dado a conocer por el equipo multidisciplinario del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), órgano de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, que lleva a cabo esta investigación, encabezada por el arqueólogo Rubén Manzanilla López, y que suma al biólogo Lauro González Quintero, al geólogo Antonio Flores Díaz, a la arqueóloga Patricia Dolores Cázares Rodríguez y al antropólogo físico Jorge Arturo Talavera González. FOTO: INAH/CUARTOSCURO.COM

SANTA LUCÍA, ESTADO DE MÉXICO, 18JUNIO2024.- Desde 1984, cuando se localizó el cráneo del Hombre de Chimalhuacán en un predio de dicho municipio, en la Cuenca de México no se han descubierto restos humanos de precerámicos, es decir, de las poblaciones más antiguas que habitaron nuestro territorio, antes de la invención de la cerámica. Las exploraciones en el yacimiento de Santa Lucía durante la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) podrían poner nuevamente a esta región, la cual fue un hito en la prehistoria mexicana en las décadas de 1940 y 1960, en el mapa de estudios de la evolución humana con el descubrimiento de “Yotzin” (único, en lengua náhuatl), un esqueleto colectado en 80 por ciento de su totalidad y el cráneo semicompleto, cuyas características morfológicas y antropométricas, presumiblemente, corresponden a un individuo de finales del Pleistoceno e inicios del Holoceno, hace 10,000 años antes del presente. Lo anterior es dado a conocer por el equipo multidisciplinario del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), órgano de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, que lleva a cabo esta investigación, encabezada por el arqueólogo Rubén Manzanilla López, y que suma al biólogo Lauro González Quintero, al geólogo Antonio Flores Díaz, a la arqueóloga Patricia Dolores Cázares Rodríguez y al antropólogo físico Jorge Arturo Talavera González. FOTO: INAH/CUARTOSCURO.COM

Debido al alto índice de contagios de Covid-19 en la zona, las autoridades de la alcaldía de Tláhuac decidieron que la tradicional festividad de Día de Muertos celebrada en San Andrés Mixquic, localidad ubicada en la demarcación, será cancelada este año.

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Vida cotidiana

Rogelio Morales Ponce

Pese a semáforo epidemiológico en rojo, ciudadanos continúan saliendo a las calles.

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Junto con Embajador de Suiza, presentan Proyecto Gran Acuífero Maya

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Junto con Embajador de Suiza, presentan Proyecto Gran Acuífero Maya

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POMUCH HECELCHAKÁN, CAMPECHE, 30OCTUBRE2018.- La villa de Pomuch, que en maya significa “lugar en donde se asolean los sapos”, se ubica a 70 kilómetros de la capital del estado de Campeche, en el municipio de Hecelchakán. Cada año, previo a los festejos del día de muertos, los habitantes acuden al panteón desde muy temprana hora para realizar la tradicional “Limpieza de los santos restos”. Desde hace más de 18 años Venancio Tuz Chí es el sepulturero del poblado, en estas fechas ofrece sus servicios de limpieza y cambio de paño por la módica cantidad de 20 pesos. “Así como lo realizaron nuestros ancestros mayas, después de permanecer tres años enterrado, el cadáver es exhumado y listo para la primera limpia. En algunos casos debemos esperar más tiempo debido a que el difunto seguramente tomó mucho medicamento y por eso, su cuerpo se encuentra en estado momificado”, señala. Sin guantes ni cubre bocas, hombres y mujeres inician con el ritual extrayendo la osamenta del nicho. Utilizando una brocha o pedazo de tela limpian con cuidado y esmero cada uno de los huesos, para quitarles el resto de piel y polvo desde el más pequeño, hasta llegar al cráneo. Mientras los asean, las familias tienen la costumbre de platicar con los occisos para mantenerlos al tanto de lo que sucede en el poblado o familia. Después de la limpieza, cada uno de los restos se acomoda cuidadosamente adentro de la caja adornada con manteles nuevos y coloridos bordados. De acuerdo a los pobladores, las cajas deben permanecer abiertas con los cráneos expuestos al exterior, pues es parte de la tradición que reciban los rayos del sol y el aire fresco en estos días de festejos. Una vez depositadas las cajas con los restos al interior del nicho, los familiares colocan flores y encienden veladoras para alumbrar a las ánimas en su camino de regreso. Este peculiar ritual se realiza del 25 de octubre al 2 de noviembre. FOTO: MARTÍN ZETINA /CUARTOSCURO.COM

POMUCH HECELCHAKÁN, CAMPECHE, 30OCTUBRE2018.- La villa de Pomuch, que en maya significa “lugar en donde se asolean los sapos”, se ubica a 70 kilómetros de la capital del estado de Campeche, en el municipio de Hecelchakán. Cada año, previo a los festejos del día de muertos, los habitantes acuden al panteón desde muy temprana hora para realizar la tradicional “Limpieza de los santos restos”. Desde hace más de 18 años Venancio Tuz Chí es el sepulturero del poblado, en estas fechas ofrece sus servicios de limpieza y cambio de paño por la módica cantidad de 20 pesos. “Así como lo realizaron nuestros ancestros mayas, después de permanecer tres años enterrado, el cadáver es exhumado y listo para la primera limpia. En algunos casos debemos esperar más tiempo debido a que el difunto seguramente tomó mucho medicamento y por eso, su cuerpo se encuentra en estado momificado”, señala. Sin guantes ni cubre bocas, hombres y mujeres inician con el ritual extrayendo la osamenta del nicho. Utilizando una brocha o pedazo de tela limpian con cuidado y esmero cada uno de los huesos, para quitarles el resto de piel y polvo desde el más pequeño, hasta llegar al cráneo. Mientras los asean, las familias tienen la costumbre de platicar con los occisos para mantenerlos al tanto de lo que sucede en el poblado o familia. Después de la limpieza, cada uno de los restos se acomoda cuidadosamente adentro de la caja adornada con manteles nuevos y coloridos bordados. De acuerdo a los pobladores, las cajas deben permanecer abiertas con los cráneos expuestos al exterior, pues es parte de la tradición que reciban los rayos del sol y el aire fresco en estos días de festejos. Una vez depositadas las cajas con los restos al interior del nicho, los familiares colocan flores y encienden veladoras para alumbrar a las ánimas en su camino de regreso. Este peculiar ritual se realiza del 25 de octubre al 2 de noviembre. FOTO: MARTÍN ZETINA /CUARTOSCURO.COM

POMUCH HECELCHAKÁN, CAMPECHE, 30OCTUBRE2018.- La villa de Pomuch, que en maya significa “lugar en donde se asolean los sapos”, se ubica a 70 kilómetros de la capital del estado de Campeche, en el municipio de Hecelchakán. Cada año, previo a los festejos del día de muertos, los habitantes acuden al panteón desde muy temprana hora para realizar la tradicional “Limpieza de los santos restos”. Desde hace más de 18 años Venancio Tuz Chí es el sepulturero del poblado, en estas fechas ofrece sus servicios de limpieza y cambio de paño por la módica cantidad de 20 pesos. “Así como lo realizaron nuestros ancestros mayas, después de permanecer tres años enterrado, el cadáver es exhumado y listo para la primera limpia. En algunos casos debemos esperar más tiempo debido a que el difunto seguramente tomó mucho medicamento y por eso, su cuerpo se encuentra en estado momificado”, señala. Sin guantes ni cubre bocas, hombres y mujeres inician con el ritual extrayendo la osamenta del nicho. Utilizando una brocha o pedazo de tela limpian con cuidado y esmero cada uno de los huesos, para quitarles el resto de piel y polvo desde el más pequeño, hasta llegar al cráneo. Mientras los asean, las familias tienen la costumbre de platicar con los occisos para mantenerlos al tanto de lo que sucede en el poblado o familia. Después de la limpieza, cada uno de los restos se acomoda cuidadosamente adentro de la caja adornada con manteles nuevos y coloridos bordados. De acuerdo a los pobladores, las cajas deben permanecer abiertas con los cráneos expuestos al exterior, pues es parte de la tradición que reciban los rayos del sol y el aire fresco en estos días de festejos. Una vez depositadas las cajas con los restos al interior del nicho, los familiares colocan flores y encienden veladoras para alumbrar a las ánimas en su camino de regreso. Este peculiar ritual se realiza del 25 de octubre al 2 de noviembre. FOTO: MARTÍN ZETINA /CUARTOSCURO.COM

POMUCH HECELCHAKÁN, CAMPECHE, 30OCTUBRE2018.- La villa de Pomuch, que en maya significa “lugar en donde se asolean los sapos”, se ubica a 70 kilómetros de la capital del estado de Campeche, en el municipio de Hecelchakán. Cada año, previo a los festejos del día de muertos, los habitantes acuden al panteón desde muy temprana hora para realizar la tradicional “Limpieza de los santos restos”. Desde hace más de 18 años Venancio Tuz Chí es el sepulturero del poblado, en estas fechas ofrece sus servicios de limpieza y cambio de paño por la módica cantidad de 20 pesos. “Así como lo realizaron nuestros ancestros mayas, después de permanecer tres años enterrado, el cadáver es exhumado y listo para la primera limpia. En algunos casos debemos esperar más tiempo debido a que el difunto seguramente tomó mucho medicamento y por eso, su cuerpo se encuentra en estado momificado”, señala. Sin guantes ni cubre bocas, hombres y mujeres inician con el ritual extrayendo la osamenta del nicho. Utilizando una brocha o pedazo de tela limpian con cuidado y esmero cada uno de los huesos, para quitarles el resto de piel y polvo desde el más pequeño, hasta llegar al cráneo. Mientras los asean, las familias tienen la costumbre de platicar con los occisos para mantenerlos al tanto de lo que sucede en el poblado o familia. Después de la limpieza, cada uno de los restos se acomoda cuidadosamente adentro de la caja adornada con manteles nuevos y coloridos bordados. De acuerdo a los pobladores, las cajas deben permanecer abiertas con los cráneos expuestos al exterior, pues es parte de la tradición que reciban los rayos del sol y el aire fresco en estos días de festejos. Una vez depositadas las cajas con los restos al interior del nicho, los familiares colocan flores y encienden veladoras para alumbrar a las ánimas en su camino de regreso. Este peculiar ritual se realiza del 25 de octubre al 2 de noviembre. FOTO: MARTÍN ZETINA /CUARTOSCURO.COM

POMUCH HECELCHAKÁN, CAMPECHE, 30OCTUBRE2018.- La villa de Pomuch, que en maya significa “lugar en donde se asolean los sapos”, se ubica a 70 kilómetros de la capital del estado de Campeche, en el municipio de Hecelchakán. Cada año, previo a los festejos del día de muertos, los habitantes acuden al panteón desde muy temprana hora para realizar la tradicional “Limpieza de los santos restos”. Desde hace más de 18 años Venancio Tuz Chí es el sepulturero del poblado, en estas fechas ofrece sus servicios de limpieza y cambio de paño por la módica cantidad de 20 pesos. “Así como lo realizaron nuestros ancestros mayas, después de permanecer tres años enterrado, el cadáver es exhumado y listo para la primera limpia. En algunos casos debemos esperar más tiempo debido a que el difunto seguramente tomó mucho medicamento y por eso, su cuerpo se encuentra en estado momificado”, señala. Sin guantes ni cubre bocas, hombres y mujeres inician con el ritual extrayendo la osamenta del nicho. Utilizando una brocha o pedazo de tela limpian con cuidado y esmero cada uno de los huesos, para quitarles el resto de piel y polvo desde el más pequeño, hasta llegar al cráneo. Mientras los asean, las familias tienen la costumbre de platicar con los occisos para mantenerlos al tanto de lo que sucede en el poblado o familia. Después de la limpieza, cada uno de los restos se acomoda cuidadosamente adentro de la caja adornada con manteles nuevos y coloridos bordados. De acuerdo a los pobladores, las cajas deben permanecer abiertas con los cráneos expuestos al exterior, pues es parte de la tradición que reciban los rayos del sol y el aire fresco en estos días de festejos. Una vez depositadas las cajas con los restos al interior del nicho, los familiares colocan flores y encienden veladoras para alumbrar a las ánimas en su camino de regreso. Este peculiar ritual se realiza del 25 de octubre al 2 de noviembre. FOTO: MARTÍN ZETINA /CUARTOSCURO.COM

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POMUCH HECELCHAKÁN, CAMPECHE, 30OCTUBRE2018.- La villa de Pomuch, que en maya significa “lugar en donde se asolean los sapos”, se ubica a 70 kilómetros de la capital del estado de Campeche, en el municipio de Hecelchakán. Cada año, previo a los festejos del día de muertos, los habitantes acuden al panteón desde muy temprana hora para realizar la tradicional “Limpieza de los santos restos”. Desde hace más de 18 años Venancio Tuz Chí es el sepulturero del poblado, en estas fechas ofrece sus servicios de limpieza y cambio de paño por la módica cantidad de 20 pesos. “Así como lo realizaron nuestros ancestros mayas, después de permanecer tres años enterrado, el cadáver es exhumado y listo para la primera limpia. En algunos casos debemos esperar más tiempo debido a que el difunto seguramente tomó mucho medicamento y por eso, su cuerpo se encuentra en estado momificado”, señala. Sin guantes ni cubre bocas, hombres y mujeres inician con el ritual extrayendo la osamenta del nicho. Utilizando una brocha o pedazo de tela limpian con cuidado y esmero cada uno de los huesos, para quitarles el resto de piel y polvo desde el más pequeño, hasta llegar al cráneo. Mientras los asean, las familias tienen la costumbre de platicar con los occisos para mantenerlos al tanto de lo que sucede en el poblado o familia. Después de la limpieza, cada uno de los restos se acomoda cuidadosamente adentro de la caja adornada con manteles nuevos y coloridos bordados. De acuerdo a los pobladores, las cajas deben permanecer abiertas con los cráneos expuestos al exterior, pues es parte de la tradición que reciban los rayos del sol y el aire fresco en estos días de festejos. Una vez depositadas las cajas con los restos al interior del nicho, los familiares colocan flores y encienden veladoras para alumbrar a las ánimas en su camino de regreso. Este peculiar ritual se realiza del 25 de octubre al 2 de noviembre. FOTO: MARTÍN ZETINA /CUARTOSCURO.COM

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