PULSIÓN COLECCIONISTA

«The whole world, everything which sorrounds me here, is to me a boundless dump with no ends or borders, an inexhaustible, diverse sea of garbage. In this refuse of an enormous city one can feel the powerful breathing of its entire past». /El mundo entero, todo aquello que me rodea aquí es para mí un basurero ilimitado, sin final ni límites; un inagotable y diverso mar de basura. Es aquí en donde uno, en medio de una ciudad enorme, puede sentir la poderosa respiración del pasado».

Ilya Kabakov

Entrevista con Mariana Dellekamp

Por María José Martínez

Coleccionamos por deseo más que por instinto, agrupamos por pulsión y clasificamos casi de manera automática. Somos aun unos niños cuando ya nos han enseñando a ordenar nuestros juguetes, acomodar los lápices por colores, juntar las formas similares en un conjunto, agrupar las piezas del rompecabezas, entre mayor similitud mejor.  La colección de estampas o de tarjetas deportivas, una de timbres postales, o una caja con objetos íntimos y curiosidades, en donde una que otra fotografía aparece, es una colección con valor implícito.

“No es como el castor que recolecta leños para hacer su dique, tampoco como algunos animales que juntan hojitas o piedritas; el ser humano está inmerso en el arte de coleccionar”, comenta Mariana Dellekamp, también fotógrafa y una de las artistas conceptuales más importantes de México, según la galería especializada en fotografía, Patricia Conde Galería.

La muestra “Coleccionar/Pensar” parte de la idea de reducir al ser humano a un coleccionista innato, aquel que atesora por impulso, compulsivamente. ¿Pero qué distingue a un coleccionista de un animal que también guarda con recelo sus provisiones alimentarias en el hueco de un árbol?

“Hay muchos animales que juntan cosas, algunos sin ninguna razón en específico; la acción de recolectar se da. Lo que nos diferencia es que el animal actúa por impulso, nosotros actuamos por deseo o necesidad, capricho o por investigación. En nosotros hay una actividad reflexiva, estamos conscientes de que hacemos una colección, aunque sea de lápices”. El valor de cualquier colección, que integra ciertos elementos y a la par descarta otros, es lo que le interesa a Mariana.

3
«Press», © Marianna Dellekamp
 
2
«Museo de Medicina», © Mariana Dellekamp

Son cuatro exploraciones, piezas o investigaciones para otros proyectos, en donde la artista ha enfatizado el aspecto “valor” por encima del simple acto de coleccionar: Press/Prensa, MUCA Roma, Museo de Medicina UNAM y “1 mes de lluvia”, conducidos entre sí porque pueden conceptualizarse como inventarios, “en donde el objeto de arte se encuentra a partir del coleccionismo”, señala.

Esa Mariana imaginativa, que alguna vez fue una estudiante curiosa que halló en la fotografía una forma de registrar lo que creaba, considera que es importante incluir al público como una pieza activa de cada proyecto.

Para el Proyecto Press, una pieza intervención conformada como un librero gigante, convocó durante dos años a que la gente participara, vía redes sociales, enviando documentos u objetos impresos con algún tema artístico que estuvieran en desuso. Esa cantidad de documentos, que databan de 1971 a 2010, conformó un librero con casi media tonelada de papel. Entre pósters, invitaciones, catálogos de museos, al final el espectador podía llevarse un kit de copias de los documentos que consultara, asemejando una especie de “autopromoción” de la colección final de objetos  textuales reunidos.

“Se trataba de una reflexión en torno a la prensa escrita como un medio necesario para que el trabajo del artista sea valorado. Sin esa prensa escrita pasa desapercibido; a la vez, es un mecanismo de presión porque el trabajo siempre debe ser considerado, clasificado, por un medio, por la prensa”, explica Mariana, además que reitera el juego de palabras entre “Press/ Prensa”, del inglés presionar. Lo que quedó de esa pieza, luego de que tal cantidad de papel fuera triturada, es un libro acerca del trabajo de Mariana. “Así se cerrará el ciclo de esa pieza”, dicta.

En el caso de “MUCA ROMA” y “Museo de Medicina UNAM”, la artista explora la sistematización de lo coleccionable. ¿Qué pertenece y qué no pertenece a cierta colección? Puede un escalpelo, una computadora, un bidón de alcohol, una botella de Coca-Cola de algún país extranjero, vacía; pinzas, e instrumentos quirúrgicos como tijeras para vendas… ¿pueden pertenecer a cierta colección?

“Cuando trabajé el proyecto del museo MUCA Roma, que no debería de ser llamado ‘museo’ porque no poseía como tal una colección propia, localicé en su bodega una serie de objetos olvidados. Así que decidimos darles un valor con una clasificación y así otorgarle una colección al MUCA. Me concentré en los objetos que carecían de valor porque no estaban catalogados”, cuenta.

Sucedió lo mismo con el proyecto para el Museo de Medicina de la UNAM, en donde organizó, dispuso y catalogó decenas de objetos que habían permanecido en cajas durante años. La clasificación en aquella ocasión la realizaron 8 personas, que recibieron el inventario y con ayuda de una repisa móvil, que permanecía en una vitrina, acomodaron a su antojo la centena de objetos bizarramente científicos, previamente seleccionados por el equipo de Dellekamp.

“Le di el inventario a los colaboradores, entre ellos, una pareja de antropólogos, una anticuaria, un vendedor de insumos médicos, un médico, un coleccionista, el director del museo y un estudiante… dependiendo de su profesión se enfrentaron al inventario y generaron una especie de ‘curaduría’; diferentes resultados a partir de diferentes bagajes”, culturales y conocimiento, da a entender.

[slideshow_deploy id=’36131′] 

Mariana colecciona también, dicho por ella misma su forma de trabajar es un tanto parecida a una disección científica “porque así es como funciona mi mente, clasifico”. Además de ser una ferviente corredora, confiesa que una de sus herramientas principales para realizar el registro de su obra es la fotografía. “Mis proyectos siempre concluyen en un objeto formal, acrílico, cerámica, video, pero la mayoría de las veces termino en una imagen fotográfica. Entonces la foto cobra un sentido especial para mí, siempre regreso a mi esencia”, comparte y añade que como hacedores de imagen todo el tiempo catalogamos, nos enfocamos en la construcción de grupos y subgrupos, un tipo de disección conceptual implícita en el artista.

Previo a la inauguración de “Coleccionar/Pensar” ella estaba ultimando detalles mientras continúaba conversando acerca del valor que se le da a una colección, en específico al arte contemporáneo, su campo. “Para mí el trabajo es parecido a un maratón, en donde el kilómetro 2 es consecuencia del primero. Como artista ofreces tu currículum, tu método de trabajo… es una carrera larga pero no una en donde estoy preocupada por quien me esté echando porras al final. No, me preocupa cómo voy a llegar al final. Quienes le colocan un valor son los teóricos, a mí me toca hacer mi trabajo, no reflexionar sobre cómo llegué hasta aquí”, añade además que ella, como corredora y siguiendo la analogía del maratón, “he llegado aquí con mucha terquedad; voy en el kilómetro 20 y quiero llegar al 42 muy bien”.

“No me gustaría hacer arte ñoño, algo que se vuelva grande. Espero tener la sabiduría de decir, si llego a cierta edad, ‘creo que me tengo que retirar’. A diferencia de muchas otras profesiones en donde uno va a trabajar, aquí vives haciéndolo todo el día”, quizá, como ella comenta, no está sentada sobre un escritorio todo el día, pero está cultivando algo, un misterio que podría convertirse en su siguiente proyecto… en su futura colección.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba
Are you sure want to unlock this post?
Unlock left : 0
Are you sure want to cancel subscription?