PÁSELE, MARCHANTE

Foto: Javier Otaola
“Pásele, güerita, ¿qué va a llevar reinita?, ¡tenemos calidad y frescura!,¡mire pruébelo!”. Ésta es una de las muchas frases con las que los marchantes reciben a sus clientes en los 318 mercados de la Ciudad de México, y el Mercado Melchor Ocampo no es la excepción a estos piropos, los cuales dan una identidad a todos sus locatarios y clientela. Cada mercado se plantea como un lugar de encuentro para la comunidad circundante y podría decirse que al ser un factor de desarrollo económico y social, la ciudad hace al mercado y éste a la ciudad.
Desde la época prehispánica, gracias a su enorme poderío político y militar, los aztecas consolidaron los primeros intercambios comerciales, en los que los mercaderes traían desde remotas tierras valiosos productos como el cacao, el jade, el algodón y los metales preciosos. El oficio de los comerciantes logró un insospechado desarrollo que prevalece hasta nuestros días.
De la necesidad de retomar la identidad de este espacio público surge Marchante, un trueque con el arte, proyecto que pertenece al “Proyecto de Inversión para la Producción de Pintura Nacional” del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Conaculta, y el Instituto Nacional de Bellas Artes, INBA.
Foto: Javier Otaola
“En Marchante, un trueque con el arte ponemos como pretexto el espacio de los mercados para cohesionar a marchantes, locatarios y usuarios a través del rescate de hitos urbanos como el muralismo, el grafiti y el diseño digital, pues nuestro objetivo es crear una identidad gráfica específica en cada espacio; mostrar las dinámicas, actividades, personajes, festividades y leyendas urbanas de los mercados a partir de las experiencias y vivencias de sus habitantes, así como rescatar el espacio público convirtiéndolo en un lugar más amable y seguro para la comunidad”, explicó Syrel Jiménez Lobato, responsable del proyecto.
Por medio de un análisis social, histórico y urbano previo, los habitantes y la población flotante de los distintos mercados comparten historias de vida, reflexiones y anécdotas que permiten identificar a los especialistas sociales (historiadores, sociólogos, antropólogos y urbanistas) los elementos identitarios que distinguen a cada mercado, los cuales son retomados posteriormente por el artista, quien será el encargado de plasmarlos gráficamente.
Al ser un espacio de uso social y colectivo, la elección de los mercados a intervenir se realizó tomando como referencia aquellos lugares donde, al mismo tiempo, conviven y se confrontan distintas visiones de la vida citadina; donde cohabitan múltiples modos de vida y formas de apropiación del espacio público.
Respecto a su participación, Cristian Pineda Flores—artista visual oaxaqueño, fundador del Centro Cultural Bacaanda y del Movimiento Migrantes Frontera Sur— destacó que “el mercado es el escenario idóneo para que las artes visuales como el muralismo, el graffitti y la impresión digital reflexionen acerca de la identidad y sentido de participación de sus habitantes, pues retratar dichos espacios desde la perspectiva imaginativa y creativa de sus personajes nos permite valorar la vida cotidiana, dejándole al observador un discurso acorde a su tiempo y espacio.”
En el Mercado Melchor Ocampo, Cristian Pineda proyecta la obra titulada $2,950 Marquesina. Identidades Compartidas, en la que el artista narra en el muro principal una posibilidad y un reto ideal para la comunicación y representación de naciones, prácticas culturales y populares que él concibe a través del color, en su fragmentación e incorporación de los elementos iconográficos arrojados por la investigación socio-histórica previa.
El Mercado Melchor Ocampo, más conocido como Mercado de Medellín, es el primero de diez mercados que se tienen contemplados para ser intervenidos, entre los que destacan el Mercado de Jamaica, el Tianguis del Chopo, el Mercado de la Bola, el Mercado de Xochimilco, el Mercado de San Pedro de los Pinos, entre otros.
“En esta primera experiencia dentro del Mercado de Medellín, pudimos observar que, a lo largo de sus 181 locales, el sentido de pertenencia a este espacio está fuertemente marcado por la extensa variedad de productos típicos de regiones que van desde el interior de la República como Yucatán o Veracruz, hasta países como Cuba, Colombia, Perú o Brasil”, comentó Andrea Muñoz, Psicóloga por la Universidad de Concepción en Chile.
Finalmente, Syrel Jiménez concluyó que “con Marchante buscamos generar un vínculo entre quienes confluyen en el mercado y el espacio, ya que a partir de nuestras prácticas y experiencias cotidianas construimos una visión del mundo y con ellos nos simbolizamos, percibimos y nos formamos como sujetos sociales. El proyecto tiene como objetivo convertir las acciones de la vida cotidiana en imágenes artísticas conformadoras y reformadoras de identidad cultural.”
(Fuente: Marchante)

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Un comentario

  1. El texto tiene muchas faltas de ortografía. Es probable que la gran mayoría de los lectores lo pasen por alto o simplemente no se den cuenta, pero se supone que este proyecto tiene un carácter cultural, por lo que debería cuidar tal aspecto. ¿Será que cada vez importa menos la labor del editor o será que lo hacen al «ahí se va»?

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