LAS PANORÁMICAS DE "CHATO"

Por Galo Ramírez
[slideshow_deploy id=’41474′] “Yo estaba muy tranquilo en mis cantinas y en la escuela dando clases, ahora no deja de sonar mi teléfono” dice Arturo Fuentes conocido como “Chato” en el mundo de la fotografía. Y es que semanas atrás, mientras rodaba por la ciudad, en su bicicleta, recibió la llamada del Juan Carlos Valdés Marín director de la Fototeca Nacional, avisándole que el jurado en turno había tomado la decisión de condecorarlo. “Ni me la creo, no estoy pensando en esas cosas” dice Chato para luego dar un trago a la fría cerveza que tiene por delante.
Arturo Fuentes (14 septiembre 1953) pasó del fotoperiodismo al estudio de los procesos antiguos. Fue en el CCH-Naucalpan donde conoció a Pedro Valtierra para más tarde encontrárselo dirigiendo el departamento de fotografía del recién creado periódico La Jornada, ahí empezó su carrera dentro del fotoperiodismo.
Chato cuenta una anécdota que recuerda a un pasaje de la película Ciudad de dios (Brasil, Fernando Meirelles, 2002) donde Buscapé que añora ser fotógrafo deja en el departamento de fotografía unos rollos donde tiene retratada a la temida banda de Ze que asola a la favela, los revelan, al editor le gustan las fotos y al otro día aparecen en portada.
Algo similar pasó a Chato, el primero de mayo de 1985 cubrió la marcha de los trabajadores que derivó en enfrentamiento a la altura del Palacio de Bellas Artes, ahí, Chato hizo sus tomas; al llegar al laboratorio, estaban a punto de revelar, para completar el tanque hacían falta rollos, Chato metió los suyos. Al otro día, en primera plana publicaron su foto. Chato ganó la primera plana pero también algunas críticas por ser novato y ganarse con rapidez lo que todo fotógrafo desea, la portada.
En la vida de Chato se aplica la máxima de “echando a perder se aprende”, él no sabía nada de fotografía, ni revelar, fue aprendiendo sobre la marcha, y cómo no iba a aprender si sus tutores fueron Pedro Valtierra, Rubén Pax, Andrés Garay y Marco Antonio Cruz, a quienes incluso les echó a perder rollos, pero aprendió los vericuetos del laboratorio fotográfico y el cuarto oscuro.
De alma bohemia, andar aventurero, amante del jazz y autodidacta por elección, Arturo Fuentes renunció a la foto bonita, a la comodidad y estabilidad que da un trabajo en el periódico, por ir en busca de la fotografía que le gustaba; Las panorámicas. En los libros encontró formas de mirar que a le agradaban, de ahí admiración por el trabajo de los fotógrafos checos Josef Koudelka y Jan Saudek fotógrafo de panorámicas que ha influenciado el trabajo de Chato.
Fuentes dice que la vida “te va llevando por lo que quieres retratar,” descubrió que “había algo más que la película de 35mm”, encontró la belleza de la fotografía en un Heliograbado, en un colodión, en un carbón.
Lejos de lo abrumador del sonido de una cámara digital, Arturo Fuentes prefiere pensar la fotos, trabaja con equipo que data del siglo XIX, sus cámaras son de una toma –¡una!–. En su taller cuenta con nueve cámaras panorámicas y tiene una colección de Kodak 1, pero la joya de la corona en su estudio es la Al-vista de 1898. Confiesa que en el trabajo artesanal de la fotografía se debe ser “tranquilo” y “selectivo”
Los maestros que han dejado huella en el quehacer fotográfico de Chato son el unicornio Carlos Jurado, John Goodman, Sandy King y claro, el maestro Byron Brauchli, quien al visitar México una vez, le acompaño a una cantina, y entre cervezas cuando hablaban de la elaboración de un heliograbado el calentón fue tal que terminaron en casa de Chato, y allí trabajaron en el laboratorio hasta el amanecer. Arturo afirma que esa es la satisfacción de trabajar en la fotografía y dedicarle el tiempo necesario a una pieza.
 En la educación.
Chato lleva cerca de cinco años impartiendo talleres de fotografía en el Faro de Oriente, ahí convive con jóvenes que se enfrentan a una vida difícil y que en ese espacio encuentran un respiro a su vivir. A él lo que le gusta es “meterles locura dentro del proceso de educación” por que señala que una afectación que ocasiona a las personas la foto digital es que “no hay curiosidad”.
Fuentes motiva a sus alumnos salir de “la foto pastelera” y de la imagen como lugar común, los invita a caminar las calles, les sugiere ver libros de fotografía, platica con ellos, los introduce al mundo de la fotografía análoga y lo bello que es obtener y trabajar una pieza en el cuarto oscuro.
Recientemente, en la celebración de los 15 años del Faro de Oriente, Chato preparó junto a sus alumnos la exposición Miradas fotográficas, que se exhibe hasta el 11 de octubre en el Centro Cultural de España en México.
Arturo Fuentes recibirá la medalla al mérito fotográfico que otorga el Instituto Nacional de Antropología e Historia a través del Sistema Nacional de Fototecas este jueves 27 de agosto de 2015 dentro de las actividades del Décimosexto Encuentro Nacional de Fototecas.
Su obra se encuentra en la colección del Banco Nacional de México, Carlos Monsiváis, en el Museo Soumaya y en el Salón de la Plástica Mexicana. Además colaboró para Reuters, AP, The New York Times, El País, entre otros.
 
 

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