LA LEYENDA DE LOS HOMBRES PÁJARO

Cuenta una antigua leyenda que hace años una fuerte sequía dañó considerablemente la región del Señorío de Totonacapan, entre Puebla y Veracruz. Ante la amenaza latente, los ancianos pidieron a un grupo de jóvenes a que buscara el árbol más alto y recto del monte para orar ahí a los dioses.
En la parte superior del tronco, para que los escucharan, llevaron a cabo la ceremonia. El árbol es considerado el axis mundi transmisor entre el Inframundo, la Tierra y el Cosmos. Desde entonces, el rito se realiza como un tributo a los dioses para que haya abundancia y fertilidad.
Los 4 danzantes voladores simbolizan los 4 puntos cardinales y su descenso hasta el suelo significa la caída de la lluvia que los indígenas añoran. Cada sonido del caporal indica a los danzantes un tipo de acrobacia, girando 13 veces de acuerdo con los 13 cielos del dios sol y que, multiplicando por 4, resulta en 52, que es el número de un ciclo completo en el calendario prehispánico solar.
En la actualidad, la ejecutan diversos grupos étnicos de México y Centroamérica, en particular los de la región totonaca ubicada en los limites del estado de Veracruz con Puebla, al este de México.
En el 2009 la ceremonia ritual de los voladores de Papantla, también llamados “Hombres Pájaro”, fue reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, convirtiéndose en el primer elemento vivo de México que recibe dicha nominación.
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