GOTTFRIED HELNWEIN

Gottfried Helnwein, considerado como uno de los artistas más polémicos y desconcertantes de su generación, por sus representaciones de niños heridos, ensangrentados, despojados de su inocencia, así como por su trabajo plástico donde explora la época e ideología nacional-socialista, exhibirá su obra por primera vez en México, en el Museo de San Carlos, del Instituto Nacional de Bellas Artes.
La retrospectiva Fe, esperanza y caridad, que se presentará a partir del 18 de octubre en el recinto ubicado en Puente de Alvarado núm. 50 Colonia Tabacalera, se integra con 34 obras y fotografías realizadas ex profeso para esta ocasión: fotografías que el artista austriaco tomó en el Museo Nacional de San Carlos a niños de nuestro país para después intervenirlas, así como con una selección de sus series Epifanía, El murmullo de los inocentes, Autorretratos y Los desastres de la guerra, entre otras.
Para Gottfried Helnwein, autor de la portada del disco Blackout del grupo Scorpions y del álbum Sehnsucht de Rammstein, el tema central de su obra ha sido siempre el ser humano, específicamente los niños: “En ellos veo el potencial de los valores y las virtudes humanas, de la inocencia, la confianza, el amor, la compasión y la creatividad. En ellos, lo ético está intacto, por eso los considero sagrados”.
Susan Crowley curadora de la muestra escribe en el catálogo de la exposición que en la muestra Fe, Esperanza y Caridad, a través de la mirada de Helnwein, los niños mexicanos serán representados en toda su fragilidad y transfigurados por el proceso artístico. La violencia existe, es algo que no puede soslayarse, cuando tratamos de negarla o le volteamos la cara para no verla, lo único que logramos es permitir que se propague como la peste.
Esos niños, agrega “una vez captados por la cámara de Helnwein, quedan transformados, dejan de ser ellos mismos para devenir iconos. En cada imagen tendremos la oportunidad de detenernos para ver y así dejar de ignorar lo que es obvio y salta a la vista. Creando un equilibrio entre el vacío y la forma se muestran para mostrarnos “algo”. La representación es simulacro y en ese simulacro se puede ver más de lo que imaginamos.
“Los niños de México contienen en su rostro —dice Helnwein— todo el peso del tiempo…”, y agrega Crowley “también contienen la historia, los mitos, todo eso que se ha callado pero que debe contarse, de nada sirve tratar de negar o dar la espalda a la belleza que estas imágenes representan, por eso miran así, porque guardan los secretos de la historia y las historias que jamás se contaron. Hoy vuelven a tomar un sitio. El sacrificio se ha realizado”.

El multidisciplinario artista (Viena, Austria, 1948), hijo de un empleado del servicio postal y un ama de casa, es educado bajo una estricta formación católica. Tras muchos intentos fallidos en diferentes tipos de escuela, ingresa en 1965 en Viena al Instituto Federal para la Educación Gráfica y Experimentación. En 1968 provoca su primera controversia de relevancia al realizar una pintura de Hitler con su propia sangre. La audacia tuvo como resultado la confiscación de la pieza por parte de las autoridades escolares.
En 1971 funda en Viena el grupo artístico «Zoetus» en cuya primera exposición un grupo de desconocidos colocó etiquetas con la leyenda Entartete Kunst (arte degenerado), la leyenda que los nazis aplicaban al arte condenado por su régimen y ese mismo año realiza su primera acción con niños. Queda establecida como permanente la temática infantil, en la que sobresale su compromiso con los derechos de los niños. El trabajo de Helnwein no reduce la figura infantil a una estética material, sino que provee a sus modelos de una función simbólica que representa al hombre indefenso y vulnerable.
Exhibe por primera vez en Alemania en 1974 y después viaja extensamente por los Estados Unidos. Tres años después produce la pintura Vida que no vale la pena vivir, una acuarela en la que se representa una niña dormida sobre una mesa, en la que su cabeza reposa sobre un plato. Dicha pieza surge como resultado de la entrevista publicada de Heinrich Gross, connotado psiquiatra que admite haber envenenado niños en una unidad psiquiátrica durante la guerra. La imagen de Helnwein aparece en la revista Profil y provoca un debate nacional que resulta en la presentación de Gross ante las autoridades austríacas, que deciden no juzgarle por considerarlo mentalmente incapaz para enfrentar un juicio.
En 1980 presenta su primera exposición individual de dibujos, en el Museo Albertina de Viena y tiempo después conoce a Andy Warhol y a Joseph Beuys, El grupo The Rolling Stones posa para Helnwein en Londres. La efigie de John F. Kennedy que realiza por el 20 aniversario de su asesinato ilustra la portada de la revista Time. Conoce a Carl Barks, artista de la firma Walt Disney, creador del personaje del Pato Donald. Gottfried Helnwein afirma que aprendió más del arte y de la vida gracias al Pato Donald, que de todas las escuelas a las que asistió. Helnwein y su esposa Renate comienzan una amistad con Marlene Dietrich, a quien frecuentan regularmente hasta su muerte.
En 1988 realiza en Colonia, Alemania, una amplia instalación en recuerdo de la Noche de los Cristales Rotos, Kristallnacht, evento acaecido cincuenta años antes y que recuerda el comienzo del Holocausto. Algunos días después de la inauguración, los retratos allí montados fueron estropeados por personas desconocidas, que simbólicamente cortaron las gargantas de las imágenes de los niños. A partir de este momento las instalaciones de carácter público se convierten en una parte importante de su quehacer artístico.
Para Helnmwein, quien ha expuesto en Austria, Estados Unidos, Japón, China y Rusia, entre otros países, han posado célebres personajes: Arno Breke, el artista favorito de Hitler, Charles Bukowski, Andy Warhol, Lech Walesa, Marlene Dietrich, Willy Brandt, Roy Lichtenstein y Michael Jackson –quien utiliza en el arte de su disco HIStory la pintura Das Lied (La canción) y la fotografía Lichtkind (Niño de luz) del artista.
Comienza una amistad con el rockero Marilyn Manson, con quien colabora en la exposición y performance La era dorada de lo grotesco (The Golden Age of Grotesque), en el Volksbühne de Berlín y en el proyecto fílmico Fantasmagoria – Las visiones de Lewis Carrol (Phantasmagoria – The Visions of Lewis Carroll).
Se exhibe por primera vez en México una pieza de Helnwein, cuando participa en la muestra Arte contemporáneo austriaco y pintura de la posguerra: Colección Essl, realizada en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey. Asimismo, su obra convive y dialoga con la de Diego Rivera en la exhibición Andy Warhol, Dale Chihuly, Vincent Van Gogh, Gottfried Helnwein y Diego Rivera, efectuada por el Arkansas Arts Center.
Conoce más de su trabajo en su sitio:
Gottfried Helnwein, considerado como uno de los artistas más polémicos y desconcertantes de su generación, por sus representaciones de niños heridos, ensangrentados, despojados de su inocencia, así como por su trabajo plástico donde explora la época e ideología nacional-socialista, exhibirá su obra por primera vez en México, en el Museo de San Carlos, del Instituto Nacional de Bellas Artes.
La retrospectiva Fe, esperanza y caridad, que se presentará a partir del 18 de octubre en el recinto ubicado en Puente de Alvarado núm. 50 Colonia Tabacalera, se integra con 34 obras y fotografías realizadas ex profeso para esta ocasión: fotografías que el artista austriaco tomó en el Museo Nacional de San Carlos a niños de nuestro país para después intervenirlas, así como con una selección de sus series Epifanía, El murmullo de los inocentes, Autorretratos y Los desastres de la guerra, entre otras.
Para Gottfried Helnwein, autor de la portada del disco Blackout del grupo Scorpions y del álbum Sehnsucht de Rammstein, el tema central de su obra ha sido siempre el ser humano, específicamente los niños: “En ellos veo el potencial de los valores y las virtudes humanas, de la inocencia, la confianza, el amor, la compasión y la creatividad. En ellos, lo ético está intacto, por eso los considero sagrados”.
Susan Crowley curadora de la muestra escribe en el catálogo de la exposición que en la muestra Fe, Esperanza y Caridad, a través de la mirada de Helnwein, los niños mexicanos serán representados en toda su fragilidad y transfigurados por el proceso artístico. La violencia existe, es algo que no puede soslayarse, cuando tratamos de negarla o le volteamos la cara para no verla, lo único que logramos es permitir que se propague como la peste.
Esos niños, agrega “una vez captados por la cámara de Helnwein, quedan transformados, dejan de ser ellos mismos para devenir iconos. En cada imagen tendremos la oportunidad de detenernos para ver y así dejar de ignorar lo que es obvio y salta a la vista. Creando un equilibrio entre el vacío y la forma se muestran para mostrarnos “algo”. La representación es simulacro y en ese simulacro se puede ver más de lo que imaginamos.
“Los niños de México contienen en su rostro —dice Helnwein— todo el peso del tiempo…”, y agrega Crowley “también contienen la historia, los mitos, todo eso que se ha callado pero que debe contarse, de nada sirve tratar de negar o dar la espalda a la belleza que estas imágenes representan, por eso miran así, porque guardan los secretos de la historia y las historias que jamás se contaron. Hoy vuelven a tomar un sitio. El sacrificio se ha realizado”.
El multidisciplinario artista (Viena, Austria, 1948), hijo de un empleado del servicio postal y un ama de casa, es educado bajo una estricta formación católica. Tras muchos intentos fallidos en diferentes tipos de escuela, ingresa en 1965 en Viena al Instituto Federal para la Educación Gráfica y Experimentación. En 1968 provoca su primera controversia de relevancia al realizar una pintura de Hitler con su propia sangre. La audacia tuvo como resultado la confiscación de la pieza por parte de las autoridades escolares.
En 1971 funda en Viena el grupo artístico «Zoetus» en cuya primera exposición un grupo de desconocidos colocó etiquetas con la leyenda Entartete Kunst (arte degenerado), la leyenda que los nazis aplicaban al arte condenado por su régimen y ese mismo año realiza su primera acción con niños. Queda establecida como permanente la temática infantil, en la que sobresale su compromiso con los derechos de los niños. El trabajo de Helnwein no reduce la figura infantil a una estética material, sino que provee a sus modelos de una función simbólica que representa al hombre indefenso y vulnerable.
Exhibe por primera vez en Alemania en 1974 y después viaja extensamente por los Estados Unidos. Tres años después produce la pintura Vida que no vale la pena vivir, una acuarela en la que se representa una niña dormida sobre una mesa, en la que su cabeza reposa sobre un plato. Dicha pieza surge como resultado de la entrevista publicada de Heinrich Gross, connotado psiquiatra que admite haber envenenado niños en una unidad psiquiátrica durante la guerra. La imagen de Helnwein aparece en la revista Profil y provoca un debate nacional que resulta en la presentación de Gross ante las autoridades austríacas, que deciden no juzgarle por considerarlo mentalmente incapaz para enfrentar un juicio.
En 1980 presenta su primera exposición individual de dibujos, en el Museo Albertina de Viena y tiempo después conoce a Andy Warhol y a Joseph Beuys, El grupo The Rolling Stones posa para Helnwein en Londres. La efigie de John F. Kennedy que realiza por el 20 aniversario de su asesinato ilustra la portada de la revista Time. Conoce a Carl Barks, artista de la firma Walt Disney, creador del personaje del Pato Donald. Gottfried Helnwein afirma que aprendió más del arte y de la vida gracias al Pato Donald, que de todas las escuelas a las que asistió. Helnwein y su esposa Renate comienzan una amistad con Marlene Dietrich, a quien frecuentan regularmente hasta su muerte.
En 1988 realiza en Colonia, Alemania, una amplia instalación en recuerdo de la Noche de los Cristales Rotos, Kristallnacht, evento acaecido cincuenta años antes y que recuerda el comienzo del Holocausto. Algunos días después de la inauguración, los retratos allí montados fueron estropeados por personas desconocidas, que simbólicamente cortaron las gargantas de las imágenes de los niños. A partir de este momento las instalaciones de carácter público se convierten en una parte importante de su quehacer artístico.
Para Helnmwein, quien ha expuesto en Austria, Estados Unidos, Japón, China y Rusia, entre otros países, han posado célebres personajes: Arno Breke, el artista favorito de Hitler, Charles Bukowski, Andy Warhol, Lech Walesa, Marlene Dietrich, Willy Brandt, Roy Lichtenstein y Michael Jackson –quien utiliza en el arte de su disco HIStory la pintura Das Lied (La canción) y la fotografía Lichtkind (Niño de luz) del artista.
Comienza una amistad con el rockero Marilyn Manson, con quien colabora en la exposición y performance La era dorada de lo grotesco (The Golden Age of Grotesque), en el Volksbühne de Berlín y en el proyecto fílmico Fantasmagoria – Las visiones de Lewis Carrol (Phantasmagoria – The Visions of Lewis Carroll).
Se exhibe por primera vez en México una pieza de Helnwein, cuando participa en la muestra Arte contemporáneo austriaco y pintura de la posguerra: Colección Essl, realizada en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey. Asimismo, su obra convive y dialoga con la de Diego Rivera en la exhibición Andy Warhol, Dale Chihuly, Vincent Van Gogh, Gottfried Helnwein y Diego Rivera, efectuada por el Arkansas Arts Center.
Conoce más de su trabajo en http://www.helnwein.com/
(Fuente: INBA)

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