ATGET: PIONERO DE LA CALLE

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Por Galo Ramírez

El fotógrafo Enrique Metinides sedujo con las historias de sus fotografías, el investigador José Antonio Rodríguez situó al parisino Eugene Atget como el precursor de la fotografía de la calle y Ernesto Ramírez invitó a aprovechar las nuevas herramientas tecnológicas para replantear las formas de contar historias, durante la charla «La fotografía de la calle», organizada por el Museo del Palacio de Bellas Artes a propósito de la exposición “Robert Doisneau. La Belleza de lo cotidiano”.

El critico de fotografía, José Antonio Rodríguez, señaló que en la década de los 20 del siglo pasado, un grupo de surrealistas se sorprendió al encontrar en la calle a un viejo fotógrafo que vendía imágenes. Su nombre era Eugene Atget. La fotógrafa Berenice Arbot le compró unas fotos al entonces desconocido fotógrafo y se las mostró nada menos que a Man Ray.

El artista vio en las fotos de Atget una innovación en la mirada, que “aporta nuevos elementos, trazos y nueva mirada en las calles”, aseguró Rodríguez. Atget fotografiaba vitrinas, aparadores y objetos dejados al olvido.

¿Qué les gustaba a los surrealistas de Eugene?, se preguntó Rodríguez. Y dijo: “Estos cuerpos sin cabeza o cuerpos sin pies o a veces cabeza sin cuerpos y el paisaje etéreo provocado por el reflejo, eso los fascinó”.

Para 1927 el fotógrafo callejero ya era reconocido ampliamente por la cultura fotográfica de Francia gracias la impulso de los surrealistas, pero es el libro “Atget, fotógrafo de París”, publicado en 1930, el que sorprendió a fotógrafos como Manuel Álvarez Bravo y Henrie Cartie Bresson.

En México, Nacho López fue un protagonista de la calle. Alejado de la teoría de instante decisivo, López hace puestas en escena para lograr historias visuales para las grandes revistas de fotografía que compiten contra la incursión de la televisión en la vida nacional.

Son los fotógrafos de la calle los que vuelven protagonista a la ciudad y sus espacios, son ellos los que documenta su transformación y “muchos fotógrafos que deambulan en la calle no saben que viene de Atget”.

Para el fotógrafo Enrique Metinides, conocido como El Niño, toda su vida ha estado detrás de una cámara. A los siete años tuvo una cámara en sus manos y desde entonces captó decenas de accidentes y tragedias que con encuadres diferentes y una fascinación por los “mirones” -como llama a las personas que ven una tragedia- revolucionó la forma de hacer foto de lo que se conoce como nota roja.

Metinides puede contar una historia de cada fotografía, la mayoría con finales nada felices pero que demuestran la integración entre imagen y palabra. Relata que en alguna ocasión, cansado de estar en la oficina, le dijo a un compañero: “vamos a la calle a ver gente, que estoy aburrido”. Al salir se encontró con que una niña había sido atropellada y su madre no tenía dinero para comprarle su caja y llevarla a un panteón. Varias personas cooperaron para la caja y la señora pudo llevarse a su niña, caminando desde el centro y hasta Iztapalapa.

Así, este fotógrafo da la idea de que en la calle se encuentran con hechos insólitos, violencia, alegrías y que, finalmente, la calle puede estar esperando para documentar al otro.

Por último afirmó que lo que ahora se publica en los periódicos dedicados a este tipo de noticias era lo que a él no le gustaba publicar, pues él prefería ser más sutil en sus tomas y evitar exponer a las victimas.

Ernesto Ramírez deambuló por las calles hasta estructurar su Arqueología Urbana, proyecto fotográfico donde documenta la ciudad, sus espacios y las personas que la habitan. Él considera que “el azar y la búsqueda” son dos factores importantes para la concreción de la fotografía de la calle.

Llamó a los asistentes a usar las nuevas tecnologías para aprender a contar mejores historias debido a que el fotógrafo de ahora enfrenta la competencia de los ciudadanos que, teniendo en sus manos un dispositivo móvil, toman la imagen, la suben a la red y ésta se convierte en noticia. De ahí que los fotógrafos de ahora deben ser más propositivos a la hora de presentar sus imágenes.

Sin embargo, al respecto Rodríguez señaló que “sin educación no se es fotógrafo”, que la cámara no hace al fotógrafo y consideró que el fotoperiodismo mexicano “tiene trazos anquilosados y no hay innovación” y lamentó que el fotoreportaje haya desaparecido de las páginas de los periódicos.

Al respecto, Ramírez -quien trabajó en La Jornada– lamentó que la fotografía de vida cotidiana haya desaparecido de los periódicos, y señaló que, en sus tiempos, hacer foto de vida cotidiana era una orden de trabajo. Dijo que la foto de vida cotidiana “es un indicador del país y de lo que somos, tiene una carga informativa y no se ve así desde los medios, se ve como adorno”, concluyó.

Aún hay tiempo para disfrutar en el Museo del Palacio de Bellas Artes la exposición “La belleza de lo cotidiano” de Robert Doisneau. Permanece abierta al publico hasta el 29 de junio, de martes a domingos, en horario de 10:00 a 18:00 horas.

Más información: www.palacio.bellasartes.gob.mx

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2 comentarios

  1. Creo que hay un error con el slide de las fotos que he visto en casi todos las notas de la página y es incómodo pues la nota se mueve arriba y abajo según el formato y tamaño de la imágen en curso y no se puede leer.

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