CAZADORES (DE IMÁGENES) DE MICROBIOS

Por Carolina Romero
Silvia Andrade y Raúl González se mueven entre el arte y la ciencia; ambos fotógrafos son también cazadores de microbios dedicados a develar los detalles diminutos de la naturaleza ocultos en una hoja, una gota de agua, el pétalo de una flor o de cualquier bichito que se encuentren en el camino.
La historia de cómo los dos se adentraron en el mundo de la fotografía microscópica se resume en una sola palabra: curiosidad.
A los 8 años, Silvia tuvo su primer acercamiento con la ciencia gracias a la profesión de sus padres, quienes la llevaban al microscopio óptico donde ellos realizaban sus experimentos. “Mi mamá quería que yo me quedara quieta y una forma era mostrarme esas imágenes que se veían a través del microscopio”, comenta la fotógrafa.
Desde 2004, cuando el Centro de Investigación Científica de Yucatán adquirió un  Microscopio Electrónico de Barrido, Silvia comenzó a estudiar fotografía. Fue entonces cuando conjuntó su trabajo en el Jardín Botánico Roger Orellana con el arte de mostrar a través de imágenes lo invisible para la mirada cotidiana.
Diseñador de profesión, Raúl ha pasado aproximadamente 15 años desarrollando un proyecto de microscopía óptica; en el cual, al adaptar una cámara fotográfica a un microscopio óptico tradicional, y apoyado de técnicas digitales, logra generar representaciones tridimensionales de seres vivos que a veces son imperceptibles a simple vista.
“El trabajo del fotógrafo es representar el mundo como lo ven; para mí, el mundo es un espejo y la fotografía es una manera de verme reflejado a través de las imágenes que hago y de mis encuentros con los bichitos”, dice Raúl.
Entre las aguas del mar del Golfo de California, el fotógrafo recoge muestras de plancton para analizar en el laboratorio y en cada una poder observar la inmensidad y bastedad de seres microscópicos que flotan en las olas o se encuentran sumergidos en el fondo del océano.
En tanto, Silvia considera que a través de la fotografía regresa al tiempo en que era niña y se quedaba en su jardín en contacto con la naturaleza, pues ahora hace exactamente lo mismo al elegir un bicho o una flor y llevarlo al microscopio.
“El único momento científico que tengo es cuando empleo el microscopio, todo lo demás es una vivencia totalmente personal”, dice la fotógrafa y también microscopista.
“Para un fotógrafo, el regalo de la vida son sus ojos y poder fotografiar. Yo lo que quiero es compartirte lo que mis ojos me dan, las sorpresas diarias que hay en los pequeños detalles de lo más esencial en la naturaleza”, añade.
El misterio de sus imágenes y la visión magnificada de la naturaleza se encuentran reunidas en la exposición Laberintos Ocultos, muestra en la que Silvia y Raúl comparten una parte de su ser y las fotografías que resultan del asombroso proceso que viven diariamente al descubrir la perfección de la naturaleza a través de una cámara y un microscopio.
140 imágenes hacen apología a una búsqueda dentro de un universo cercano que permanece escondido e inalcanzable para los ojos que miran convencionalmente: el de los seres microscópicos.
Organizada por Sony, Laberintos Ocultos se expone en marco del Festival Flores y Jardines (FYJA) en la Galería de las Rejas Abiertas de Chapultepec.
Silvia Andrade fue ganadora de los Sony World Photography Awards en 2016, mientras que Raúl González forma parte de la red de Alpha Partners de Sony México para impulsar el talento de los fotógrafos mexicanos.
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