AMOR DE ESTUDIO, PAREJAS EN RETRATO

En la sociedad mexicana de finales del siglo XIX e inicios del XX, mayoritariamente católica, el sacramento del matrimonio revestía una importancia especial. Por igual, parejas pobres y ricas acudían al estudio fotográfico para quedar inmortalizadas en ese rito de paso dado en común; esos rostros, unos más rígidos y otros más relajados, conforman la exposición Amor de estudio, parejas en retrato.

El Museo Regional de Guanajuato, Alhóndiga de Granaditas, inauguró esta muestra que procede de su propio acervo fotográfico.

A 110 años de haber sido capturados en el estudio del reconocido fotógrafo Romualdo García, estos retratos de boda vuelven a ver la luz como una ventana para contemplar, comprender e interpretar la vida conyugal, desde el horizonte de la memoria.

La treintena de imágenes que integran Amor de estudio, parejas en retrato, todas ellas negativos de gelatina sobre vidrio, son en su mayoría autoría del artista nacido en Silao, en 1852, y representan su etapa madura como profesional, pues cabe recordar que, en 1905, una desafortunada inundación hizo que perdiera su estudio con todos sus negativos, por lo que su obra anterior se perdió irremisiblemente.

El año del que datan, 1910, resulta clave para reflexionar sobre los distintos estratos sociales que verían trastocada su cotidianidad al estallar la Revolución Mexicana, sectores sociales muy diversos que tuvieron cabida, por igual, en el estudio de Romualdo García quien, tras la derrota de Madero, abandonaría la fotografía —dejando el negocio en manos de sus hijos— para dedicarse de lleno a la pintura.

Ese conocimiento de la composición pictórica está patente en las tomas de estudio y, en particular, en estos retratos de boda sumamente populares en las postrimerías del siglo XIX. Regularmente las uniones matrimoniales y las relaciones amorosas de este periodo servían como vínculos tradicionales para mantenerse dentro de su mismo estatus social.

En cuanto a la fotografía de estudio, los manuales de la época recomendaban cuidar la pose, idealizar la apariencia, crear una composición armoniosa de acuerdo al modelo y dirigir la toma hasta lograr una correcta representación ante la cámara. Esas cuidadas posturas son evidentes en los 30 retratos, donde en su mayoría las recién casadas, de pie, posan un brazo sobre el hombro de su marido, sentado señorialmente.

Los fondos daban a la fotografía un carácter teatral, acentuado por los accesorios elegidos que envolvían a quien posaba. El éxito del retrato también dependía de la utilería o atrezzo, que era el conjunto de mobiliario y objetos que se utilizaban para retratar a las personas y constituían el “puente” entre el modelo y el telón.

El ciclorama del estudio de Romualdo García simulaba un exótico jardín, en el que hojas selváticas y un vetusto arco servían de marco romántico a la pareja. En estos retratos se percibe una serenidad y compostura de hombres y mujeres de diferentes niveles sociales, quienes portan trajes y vestidos de novia de la época.

Conforme la moda del momento, el cuerpo de las novias luce cubierto de pies a cabeza por vestidos blancos de cuello alto y abombadas hombreras, larguísimos guantes, diminutas cinturas “acorraladas” por el corsé y una amplia falda, suelta por el frente y pomposa por detrás. Ellos, de acicalados y enrollados bigotes, aparecen con chaquetas largas, pantalones rectos y algo ajustados, corbatines y guantes en mano.

Durante el siglo XIX, el matrimonio estuvo sujeto a cambios y modificaciones legales, y ya para inicios de la siguiente centuria se consideraba como la unión civil de un hombre y una mujer, que incluían derechos y obligaciones, además de una serie de disposiciones del marido sobre la esposa.

Sin embargo, no se puede dejar de lado que las personas representadas en los retratos además de ser actores sociales que participaron en su contexto con todos los aspectos de sus individualidades, fueron hombres y mujeres capaces de sentir amor en su día a día

Amor de estudio, parejas en retrato revela cómo el fotógrafo le construía a cada cliente un mundo de fantasía o el status que este deseaba o precisaba para su afirmación.

Los retratos de pareja de inicios del siglo XX transportan a una época donde los acontecimientos extraordinarios de la vida cotidiana, como el matrimonio, eran eternizados en un recuerdo.

La muestra permanecerá hasta mayo en la Sala Romualdo García del Museo Regional de Guanajuato, Alhóndiga de Granaditas (Mendizábal 6, Centro).

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