ADIÓS RUBÉN

Por David Polo.
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<<Rubén te quería mucho.
-Yo también lo quería mucho. ¿Alguna vez te dijo algo de mí?
-Ahorita que salgamos te cuento…>
La consternación es general. Un funesto sobrecogimiento hace presa de todos los que de un modo u otro estaban relacionados con Ruben Espinosa: Sus padres, hermanos, sobrinos, amigos, colegas y todos aquellos embargados por la indignación y el coraje de tener que acompañarle en estas circunstancias. Bajo cualquier otra sería un placer, pero ahora Rubén no puede oír, no puede hablar, no puede ver por sí mismo la conmoción que su cobarde asesinato ha causado. Seguramente Espinosa recordaría los instantes que desde años atrás y en repetidas ocasiones presenció y capturó con su cámara para la memoria de todos.
Precisamente el primer envío del fotoperiodista a la Agencia Cuartoscuro fue el reportaje de una manifestación del 15 de marzo de 2013 en Veracruz. En ésta, fotógrafos y periodistas denunciaban la represión a la libertad de expresión en toda la entidad. Para aquél entonces el saldo de periodistas asesinados bajo la administración de Javier Duarte ascendía a 9. Desde ese momento y hasta el 31 de julio los casos de periodistas asesinados en el estado sumaban trece. Rubén se convirtió en el número 14 y el primero en ser asesinado fuera del estado. Días antes él había comentado a colegas y amigos que en la Ciudad de México, a donde se traslado por seguridad tras recibir amenzas en Jalapa,  también se sentía acosado y perseguido.
Instantes antes de sepultar el féretro sus padres, hermanos y sobrinos se abalanzaron sobre él para despedirle. El llanto y los gritos de dolor desgarraban el alma, dejando profundas cicatrices en todos los que acompañamos el séquito, pero el ambiente no era oneroso, se respiraba libertad. Un aura de paz coronaba el sitio en el que el cuerpo de Rubén reposará, porque una cosa es el cuerpo, pero la lucha y los ideales que defendía quedaron depositados en nuestros hombros. Aquellos que quisieron callarlo no hicieron más que replicar su voz, su mirada. Porque Rubén fue cobardemente asesinado, pero no murió en vano: vive en todos aquellos que decidan no callar las injusticias y alcen la voz para exigir lo que es de suyo propio, por derecho: la libertad de expresarse, de vivir.
Entre aplausos su cuerpo fue descolgado hacia el fondo de la fosa. Los gritos de ¡Viva Rubén! llenaban el aire y cientos de flores coronaron su tumba, como un árbol talado que retoña, porque aún tiene la vida. Compañeros y colegas le rindieron un sencillo homenaje colocando cámaras y plumas sobre el suelo unos, otros empuñando en alto las herramientas de la labor periodística en señal, ahora más que nunca, de no callar.
Que descanse en paz nuestro compañero Rubén Espinosa 1984-2015
Exigimos justicia para él y para todas las víctimas de la represión.
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#JusticiaParaTodos

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